jueves, 2 de junio de 2011

Cambió de sexo.


                               "Mi forma de ver la vida era un tanto distinta a la de la gente que me rodeaba, siempre había sido así y por eso en mi familia me llamaban  rara. Es cierto que no vivíamos en una ciudad cosmopolita ni mucho menos, pero si era grande y llena de turistas la mayor parte del año. Aún así, yo tenía una manera de vivir y de hacer, con la que no me terminaba de entender con mis conciudadanos. Pero cuando decidí marcharme, nadie me entendió. No es que me preocupara demasiado, pues estaba acostumbrada a ello, fue una decisión premeditada, jamás me arrepentí.
                                Ahora, que lo estoy contando pienso que si hubiera vivido en otra época en que el mundo fuera un poco más flexible, no hubiera tenido tantas complicaciones en mi relación con los demás, seguramente, hubiera sido más feliz."
                                 Así decía parte de la carta que me envió una amiga a la que llevaba muchos años sin ver. Me supo mal que sintiera de esa forma, ella y yo, siempre tuvimos mantuvimos una amistad respetuosa y sin obstáculos, así que la llamé para que se viniera a pasar unos días a casa, al vivir en un lugar en donde predominaba el buen clima y la  tranquilidad, imaginé que le vendría bien.
                                 El encuentro, como era de esperar, fue de lo más entusiasta, la fui a recoger al aeropuerto, cuando la vi bajar del avión, me costó reconocerla, la noté cambiada y en principio no supe porque, una vez que empezamos a hablar, fue cuando me hizo partícipe de las múltiples operaciones de cirugía estética que se había hecho. Entonces me di cuenta, los pómulos más altos, la nariz más corta y detalles de ese tipo habían cambiado su fisonomía. No parecía la misma.
                                    Ella, mentalmente, seguía siendo igual que la que conocí años atrás, ese día, nos quedamos hablando hasta tarde y entonces empecé a darme cuenta de otra serie de cosas que la hacían diferente. Mi amiga, había cambiado de sexo.
                                     Cuando me lo contó, no supe como reaccionar, al principio pensé que era una broma, según fue narrando su odisea, me di cuenta de lo cierto de su historia. Me lo refirió con detalle, fueron momentos muy duros. La entendí y compartí su pesar por no tener nadie cerca que la apoyara en esa época tan trascendental para él.
                                     Cuando su charla dio fin, un único comentario salió de mí, los amigos lo son de por vida...independientemente del sexo que elijan.




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