Son las tres de la mañana, y aquí estamos, en la fiesta del cumple. de mi hermana. Rodeados de amigos. A algunos hace tiempo que no los veíamos, reencuentros y nuevas presentaciones. Todos dando en ese día lo mejor de sí, relajados y felices. Mi hermana con su sonrisa perenne que atrae a cualquiera y su buen hacer. Contenta en su 50 cumpleaños.
Marisa es así. No tiene dobleces, es o no es. He aprendido con los años a comprender su manera de ser. La admiro por lo que ella a aprendido con los años, por su forma de buscar y lo que ha encontrado. Marisa es una persona feliz.
Con mi hermana al lado el mundo es de colores, verla llegar con su buen humor y su alegría, hace que los demás nos sintamos un poco parte de ella.
Desde aquí quiero hacerle llegar a mi hermana todo el amor que siento por ella y decirle simplemente...Marisa, no cambies nunca.
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