

Mis padres viajaban mucho, él era diplomático y estar en países distintos se convirtió en algo normal desde mi infancia. Pero una vez crecí y decidieron que el internado era la mejor opción, los veía cada vez con menos frecuencia.
Todo esto lo pensaba mientras conducía a casa de mis padres, habían pasado ya veinte años desde la época del internado, hoy día, yo me valía por mi misma y tomaba mis propias decisiones, pero la enfermedad de mi padre, me hizo acudir a su casa pues me podía la preocupación.
No era nada irreparable, estuvo hospitalizado dos días y ya estaba recuperándose. Los dos como siempre, sintiéndose los mejores y más fuertes, los que hacían todo bien. No pude estar demasiado tiempo junto a ellos, no compartía casi nada, a pesar de ser mis padres, los quería pero no los entendía.
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