martes, 20 de diciembre de 2011

Callar...

                        Me dijo con voz queda que ese día sería el último que nos veríamos. Que no soportaba más una relación basada en los celos, y que mi protagonismo lo estaba volviendo loco.
                           No quité mis ojos de los suyos mientras hablaba, mi mirada era tan intensa que no sé como la aguantó. 
                            Fue la penúltima vez que lo vi, la última lo encontré en la calle de casualidad, cargado con dos maletas, iba hacia el aeropuerto.
                          Debería haber dejado atrás el rescoldo de dignidad que me quedaba, haberle suplicado, haberle dicho todo lo que tenía guardado hacía tanto tiempo. 
                             Pero no fue así, me callé los pensamientos e incluso las penas. Oculté los  sentimientos, me fue imposible dejarle entrever lo que sentía. Y eso fue lo peor que pude hacer pues él no vio nada en mí por lo que pudiera dar marcha atrás en su decisión.
                                        Me he arrepentido siempre de esa manera mía de ser, he pensado en multitud de ocasiones  que vida habría  sido distinta si mi actuación hubiera sido otra.

                         
                         









                

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