sábado, 24 de septiembre de 2011

                               OBSESIÓN.                                                 


                                      Me enamoré la primera vez que lo vi. Supe que aquel era el hombre con el que quería compartir mi vida. Fui invitada a una conferencia que daba en un salón cercano a mi casa, se le notaba entusiasta e ilusionado con lo que decía. El público entregado y en un silencio absoluto.
                            Conocerlo fue sencillo, que se dirigiera a mirarme no tanto, mucho público al acabar y muchas preguntas, no me facilitaron las cosas. Compré su libro y como pensé, en la solapa trasera venía su dirección de mail. 
                             Al llegar a casa, le escribí después de meterme en su página web y enterarme de parte de su vida. No me gustó demasiado la que informaba de que estaba casado y con hijos, pero pensé que tenía fácil arreglo.  
                                    Durante las siguientes semanas, dio tres conferencias en ciudades cercanas, no me perdí ni una. Fue en la tercera cuando se fijó en mí, no se si fue por los vaqueros apretados o por la ceñida camiseta blanca, lo cierto, es que me invitó a cenar con su grupo, también es verdad que invitó a más gente pero yo estaba tan ilusionada, que casi ni me di cuenta. 
                                 Conseguí sentarme a su lado e intenté darle conversación, fue al llegar el postre cuando me tomó en cuenta. Esa noche la pasé en su cama.
                                      Al despertarme por la mañana, me encontré en un hotel desconocido sin rastro de él. En la mesa de noche una escueta misiva, --Gracias por ésta maravillosa noche.
                                      Y eso era todo, me dieron ganas de gritar, nada de te llamo ni de te dejo mi teléfono, nada, tratarme así ¿ que se creía ?  ¿que era una asquerosa puta ? Pero la cosa no iba a quedar así, lo perseguiría hasta la muerte, se iba a enterar de quien era yo.
                                        Un mes después me denunció, le hice la vida imposible, llamadas telefónicas de madrugada, cien correos al día, incluso llegué a hablar con su mujer...
                                          Ahora escribo esto desde un centro de menores, el juez lo decidió así, tengo visitas diarias con el psiquiatra, pero no me importa, porque a él, lo mandaron a la cárcel durante seis meses, la denuncia que le puse yo por violar a una menor,...dio resultado.
                     

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