Cuando estuvimos especulando sobre la forma de cambiar la manera del sistema de trabajo, nos supuso casi un mes de proyecto, pues no hubo manera de arreglarlo. Claro, que al poco tiempo, decidimos que lo mejor sería arreglarlo de forma mas sencilla y cómoda, hicimos un sistema que nos benefició a todos y que en no demasiadas semanas, nos vimos con un programa de lo más agradable y llevadero, la empresa quedó encantada y todos estuvimos felices.
Así que para celebrarlo, el jefe decidió irnos a pasar tres días a una casa rural. Él se encargó de todo, la empresa pagaba los gastos.
No quedaba demasiado lejos de donde vivíamos, un sitio realmente precioso. Llegamos un viernes por la tarde, cada uno con su coche. El plan era hacer senderismo y diversas actividades en los días que estuviéramos allí. Fuimos quince personas. Todos los compañeros de la oficina.
El asunto, es que como muchos éramos jóvenes, empezamos a ligar unos con otros. Los de mayor edad, eran el jefe y otro empleado. Eran los que se mantuvieron más al margen. El resto, pasamos las dos noches que estuvimos, unos en unas camas y otros en otras. Lo cierto es que fue genial.
Nunca olvidaremos aquellos días en que lo pasamos tan increiblemente bien, fueron tan especiales, que creo, no los podremos dejar en el pasado tan facilmente.
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