sábado, 20 de agosto de 2011

Llegó la ayuda....

Tenía claro que separarme de él, iba a ser el más arduo trabajo que hubiera realizado nunca. Que necesitaba una ayuda externa, también lo sabía. Lo que ignoraba era como conseguirla. Desde el día que nos casamos, me había mostrado la parte oscura de su carácter, durante tanto tiempo me estuve culpabilizando por ello, que después de años de vivir así, no podía ó no sabía hacerlo de otra manera.
Luchaba a diario conmigo misma, era estar sometida a una tortura psicológica. Las humillaciones, gritos, abusos emocionales, fue lo primero que conocí de él. Nunca me había puesto la mano encima, eso me sería imposible tolerarlo. Entonces y casi sin quererlo, me quedé embarazada.
Sin darme cuenta, empecé a cambiar mi percepción de las cosas. No quería que mi hijo naciera en ese ambiente tan funesto. No quería que conociera esa forma tan cruel de sobrevivir. Pero no tomaba la decisión que me llevaría al tan deseado cambio de vida.
Y sucedió algo. Una mañana que llegué a casa más tarde de lo habitual, me recibió borracho, me cogió de sorpresa el bofetón que me propinó. Caí al suelo cuan larga era, él se quedó mirándome con asombro, porque mis gritos exclamando -- !Llegó la ayuda, llegó la ayuda!, los escuchó todo el vecindario.
Al día siguiente, puse la demanda de divorcio.

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