viernes, 18 de marzo de 2011

UNA PAREJA PERFECTA.


                       Me elogiaba de tal forma que terminé creyendo lo que me decía. Era casi sobrecogedor escucharlo hablar, parecía conmovido de verdad y  hubo momentos en que me lo creí. Eran tales los sentimientos que expresaba al hablar, que parecía imposible no creerlo, se veía en sus gestos de angustia y emoción, a veces un tanto ansioso o desesperado cuando pensaba que existía la posibilidad de que alguien no le creyera. A veces se le veía exigente e insensible en sus palabras y en otras ocasiones, de lo más blando e infantil.  
                          Siempre pensé que era de libro, no creía que un buen siquiatra pudiera con él. Cuando conoció a mi hermana y se enamoró perdidamente de ella, pensé que la desgracia había entrado en su vida, pero no sabía bien si en la de uno o en la de otra, porque eran los dos tal para cual.
                            Para mi sorpresa, mantuvieron una relación estable durante muchos años, realmente, me di cuenta con el paso del tiempo, que lo que sucedía, era que ... ambos se necesitaban mutuamente.

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