sábado, 19 de marzo de 2011

SIMPLEMENTE, ÉL Y YO.

                 Sentí en aquel momento una actitud de fría indiferencia hacia el mundo, la sensación de  desesperanza hizo mella en mí de tal forma que por un instante me vi abocada a una indiferencia, en donde los valores que me había trabajado con tanta pasión durante toda mi vida, los veía derrumbarse de la manera más absurda. Y después pensé que no valía la pena que todo fuera por un hombre. Si, por un amor fallido que en un momento cualquiera había decidido cambiarme por otra.
                         Los acontecimientos fueron sorprendentemente rápidos y singulares, pues coincidieron  en que días más tarde, encontré una persona conocida y a la que no había visto hacía mucho tiempo. Julio fue en un pasado un ser especial para mí, hoy día casi lo tenía medio olvidado, pero al verlo de nuevo, vinieron a mi memoria una serie de recuerdos que me resultaron ácidos de tanto dolor.
                          Fue como si recordara de repente mi pasado si quererlo. Poco a poco, pasó ante mi mente la película de mi vida y me ví inmiscuída en una serie de circunstancias en las que no quise tener ningún tipo de relación. Pero Julio no era el mismo que conocí, él había cambiado como persona, cierto es que yo también lo había hecho. Sin darnos cuenta, empezamos a retomar lo que hacía tiempo dejamos atrás, todo salió bien, desapareció el dolor siendo sustituído por un cierto bienestar.

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