Mercedes González
09:20 - Público
2. Despertar la creatividad.
Para comunicarnos con nosotros mismos utilizamos el pensamiento. Habitualmente lo hacemos mediante imágenes que nos transmite el perfil derecho de nuestro cerebro. Estas imágenes se nos presentan de modo abstracto. Para poder transmitírselas a otras personas se debe recurrir al cerebro izquierdo, el cual las convertirá en lenguaje. Nuestro hemisferio derecho se convierte en una máquina de pensar que desprende ideas por segundos. La mayoría de estas ideas quedan olvidadas porque no prestamos atención a su llamada y no damos importancia al mensaje que pueda contener. No nos preocupamos por retenerlas. Sólo, quizás, cuando nos encontramos a solas somos capaces de escuchar la voz interior que nos va dictando.
En el transcurso de un día perdemos muchos pensamientos que, de ser anotados y analizados, pudieran ser la clave que guarda el secreto de nuestro éxito como escritores. Nuestras ideas quedan dormidas en nuestros cerebros o simplemente son ignoradas y desaparecen. Así, diariamente, estamos perdiendo una importante fuente de inspiración y una reserva de ideas inagotable que pudieran ser de vital importancia para conseguir nuestros propósitos literarios.
Si por algún casual “atrapásemos” solamente una de esas ideas que nuestro cerebro derecho nos regala y la formuláramos, y nos detuviésemos unos instantes en su estudio y desarrollo, permitiendo más tarde entrar en juego a nuestro perfil objetivo (cerebro izquierdo), éste nos ayudaría a desarrollar esa idea y ordenar sus componentes, con la finalidad de conseguir los resultamos que deseamos y obteniendo el mayor beneficio de ella.
El hemisferio izquierdo depura la subjetividad y la convierte en objetividad. Sin olvidarnos del derecho, de donde nacen las ideas.
Para poder aprovecharnos de toda esa fuente de estímulos creativos que nos transmite nuestro cerebro derecho, deberíamos anotar las ideas en su estado naciente junto con las sensaciones que éstas nos puedan transmitir. Aconsejo que anotéis las frases que os vaya dictando vuestro hemisferio derecho, las palabras, los sentimientos, incluso los colores. Todo lo que os sea posible atrapar. Rescatad del pensamiento la voz de las musas, atesorarlas junto a vosotros para toda una eternidad. Debéis hacerlo deprisa, antes de su transformación racional, porque los pensamientos se disuelven con rapidez. Cerradle el paso por unos minutos a vuestro perfil cerebral izquierdo ya que, vuestros pensamientos e ideas, al no corresponder a imágenes lógicas y comprensibles, serán rechazados de inmediato por este hemisferio cerebral.
La anotación de palabras, frases o párrafos entrecortados, correspondientes a nuestros pensamientos, evitarán la censura radical de estas abstractas ideas por parte del cerebro. Es como anotar los sueños nada más despertarnos. Si dejamos pasar solamente unos segundos estaremos perdiendo mucha información. Al convertirse los segundos en minutos apenas recordaremos nada. Al término del día, nuestra mente sólo será capaz de recoger aquellos pensamientos que verdaderamente le han impresionado por uno u otro motivo, pero nos será difícil transmitirlos de modo lógico con la finalidad de que otras personas puedan comprendernos, ya que nuestro cerebro izquierdo habrá desechado por completo aquellas imágenes que por no tener un sentido lógico o racional habrá censurado.
Sólo después de haber “atrapado” algunas de estas ideas debemos dejar actuar a nuestro hemisferio cerebral izquierdo, que nos ayudará a proveer de lógica a estas ideas en principio abstractas y desordenadas.
www.eldesvandelasletras.com
Para comunicarnos con nosotros mismos utilizamos el pensamiento. Habitualmente lo hacemos mediante imágenes que nos transmite el perfil derecho de nuestro cerebro. Estas imágenes se nos presentan de modo abstracto. Para poder transmitírselas a otras personas se debe recurrir al cerebro izquierdo, el cual las convertirá en lenguaje. Nuestro hemisferio derecho se convierte en una máquina de pensar que desprende ideas por segundos. La mayoría de estas ideas quedan olvidadas porque no prestamos atención a su llamada y no damos importancia al mensaje que pueda contener. No nos preocupamos por retenerlas. Sólo, quizás, cuando nos encontramos a solas somos capaces de escuchar la voz interior que nos va dictando.
En el transcurso de un día perdemos muchos pensamientos que, de ser anotados y analizados, pudieran ser la clave que guarda el secreto de nuestro éxito como escritores. Nuestras ideas quedan dormidas en nuestros cerebros o simplemente son ignoradas y desaparecen. Así, diariamente, estamos perdiendo una importante fuente de inspiración y una reserva de ideas inagotable que pudieran ser de vital importancia para conseguir nuestros propósitos literarios.
Si por algún casual “atrapásemos” solamente una de esas ideas que nuestro cerebro derecho nos regala y la formuláramos, y nos detuviésemos unos instantes en su estudio y desarrollo, permitiendo más tarde entrar en juego a nuestro perfil objetivo (cerebro izquierdo), éste nos ayudaría a desarrollar esa idea y ordenar sus componentes, con la finalidad de conseguir los resultamos que deseamos y obteniendo el mayor beneficio de ella.
El hemisferio izquierdo depura la subjetividad y la convierte en objetividad. Sin olvidarnos del derecho, de donde nacen las ideas.
Para poder aprovecharnos de toda esa fuente de estímulos creativos que nos transmite nuestro cerebro derecho, deberíamos anotar las ideas en su estado naciente junto con las sensaciones que éstas nos puedan transmitir. Aconsejo que anotéis las frases que os vaya dictando vuestro hemisferio derecho, las palabras, los sentimientos, incluso los colores. Todo lo que os sea posible atrapar. Rescatad del pensamiento la voz de las musas, atesorarlas junto a vosotros para toda una eternidad. Debéis hacerlo deprisa, antes de su transformación racional, porque los pensamientos se disuelven con rapidez. Cerradle el paso por unos minutos a vuestro perfil cerebral izquierdo ya que, vuestros pensamientos e ideas, al no corresponder a imágenes lógicas y comprensibles, serán rechazados de inmediato por este hemisferio cerebral.
La anotación de palabras, frases o párrafos entrecortados, correspondientes a nuestros pensamientos, evitarán la censura radical de estas abstractas ideas por parte del cerebro. Es como anotar los sueños nada más despertarnos. Si dejamos pasar solamente unos segundos estaremos perdiendo mucha información. Al convertirse los segundos en minutos apenas recordaremos nada. Al término del día, nuestra mente sólo será capaz de recoger aquellos pensamientos que verdaderamente le han impresionado por uno u otro motivo, pero nos será difícil transmitirlos de modo lógico con la finalidad de que otras personas puedan comprendernos, ya que nuestro cerebro izquierdo habrá desechado por completo aquellas imágenes que por no tener un sentido lógico o racional habrá censurado.
Sólo después de haber “atrapado” algunas de estas ideas debemos dejar actuar a nuestro hemisferio cerebral izquierdo, que nos ayudará a proveer de lógica a estas ideas en principio abstractas y desordenadas.
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