sábado, 15 de diciembre de 2012

Recuerdos...

                                              
                                Sumidos en un profundo silencio, lo único que escuchábamos era el suave sonido del viento que sin querer, nos alborotaba el pelo y nos dejaba una sensación de delicada impertinencia. Era una ventisca de las que no se olvidan, delicada y sutil, era agradable de sentir.
                              Terminamos el paseo cogidos de la mano. Nos habíamos reencontrado después de muchos años el tiempo no parecía que hubiera pasado entre nosotros, no necesitábamos nada más, él conmigo, yo con él.
                       Después de aquella extraña cita que ni estaba prevista ni era algo que hubiéramos pensado, decidimos que el encuentro no era precisamente lo esperado por ambos, no hablamos, dejamos que los pensamientos se entremezclaran y los sentimientos pasaran entre nosotros, que se enroscaran como serpientes furiosas y nos transportaran al pasado, en donde de alguna manera ambos estábamos sentenciados a llegar.
                               El abandono de él por mí y yo por él, fue tan doloroso como amargo y emotivo, era de un crueldad imperante, pero ambos sabíamos que no existía desenlace posible, que no había respuesta ni explicaciones.
                              El desconsuelo y la nostalgia nos acompañaron durante mucho tiempo, mientras con tristeza, recordamos el último beso que nos dimos.

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