Se había convertido de una manera cruel en mi amigo.
Quise recordar los primeros momentos de pasión y los instantes en que el roce de nuestros cuerpos era un sentir de tal magnitud, que parecíamos los únicos seres existentes en el planeta.
Pero el paso del tiempo hizo que nos olvidáramos de todo eso, hoy, éramos tan sólo dos hermanos.
Vivir y dormir con un amigo no era lo que quería para mí. Nos convertimos en individualistas e indiferentes, como si ya estuviera todo hecho. La energía y vitalidad que en otro tiempo no suponían ningún esfuerzo, habían desaparecido, la sustituíamos por obstáculos y complicaciones.
Pensaba con frecuencia en que lugar dejamos la pasión de antaño, aquello tan profundo que nos unía, simplemente dejó de existir.
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