Confidencias, diálogos, comentarios... que no causen huella en nosotros, que no sean cuestiones para especular y juzgar. Que los comentarios y las habladurías no nos hagan deliberar y discurrir durante tiempo.
Terminamos agotados y de alguna manera extenuados con ese tipo de historias.
Especulamos de mil maneras y no terminamos de tomar decisiones, en algunas ocasiones nos sentimos llenos de sentimientos negativos y frustrados, no hay forma de llegar a algún lugar en que encontremos alguna conclusión.
Pero de repente nos vemos en imágenes diferentes a lo pensado, las mentiras y las contradicciones no suponen ni honradez ni engaño. Nos sentimos envejecidos y de alguna manera ancianos para este proceso de vida.
La antigua lozanía y juventud pasada es una pena febril y ya no existe, nos embarga un sentimiento pena febril y apasionado en donde lo principal es la disertación del momento.
La antigua lozanía y juventud pasada es una pena febril y ya no existe, nos embarga un sentimiento pena febril y apasionado en donde lo principal es la disertación del momento.
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