martes, 8 de noviembre de 2011

Irina.

                                Llamaba la atención por sus ojos hundidos y a pesar de ello grandes y de un llamativo tono verde. El pelo de Irina era rojizo aunque no del típico color zanahoria, sino del pajizo que no llegó a ser rubio. Algo gordita lo disimulaba bien con su alta estatura, sufría al mirarse desnuda en el baño por las mañanas, a menudo pensaba como los hombres que pasaban por su cama lo pasaban tan bien con ella y alababan su hermoso cuerpo, les daba igual las chichas dobles de su barriga que para ella eran motivo de odio y rabia. 
                            Pero Irina sabía que ellos se fijaban primero en sus pechos y caderas, que eran el sueño de cualquier mujer y que los hombres al mirarlas se sentían morir.
                                   También sabía Irina que lo mejor que ella tenía no estaba en su cuerpo sino en su mente. La seguridad con la que atravesaba el mundo la convertía en la más sexy de las mujeres. Para ella no existía un no por respuesta, se lo podían dar pero de alguna forma se daba cuenta antes y siempre era ella la que lo daba. Lo hacía sin ofender a nadie de una manera elegante y hasta se diría que agradable.
                            A Irina la apreciaban en todas partes, mujeres y hombres indistintamente la querían por igual, era un caso un tanto extraño.









No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.