lunes, 20 de diciembre de 2010

NO PUDE COMPARTIRLO TODO

      Cuando las rocas de la playa se dejaron ver y  el mar bajó de aquella forma suya tan auténtica, en que sin darnos cuenta, piedras, guijarros, cangrejos y todo tipo de seres vivos y no tanto, menudearon por la orilla, los paseantes de la tarde, empezamos con nuestro típico recorrido.  No demasiado cercanos al mar, por temor a pisar algún tipo de cosillas que nos molestaran en los pies, pero si de manera que se nos mojaran, corriendo de abajo hacia arriba. En esa estaba yo, vivía tan cerca que no me costaba nada bajar un rato todos los días, nunca dejé de hacerlo. Llevaba unas zapatillas de plástico, que los niños de entonces llamaban calamares, pues se asemejaban al color transparente de estos, impedían que  hicieran daño en los pies cualquier piedrecilla o cangrejo avieso. Recuerdo que después se comercializaron de muchos tonos distintos.
                          En mi paseo de aquel día, con mis recuerdos de aquel día, fue cuando conocí al hombre que compartió mi vida. Fue eso que llaman un flechazo, nos vimos, hablamos y de alguna manera supimos que nuestras vidas estaban irremediablemente entrelazadas para siempre. Así fue.
                        Con él, compartí mi vida entera, fue tanta la confianza y las confidencias, fueron tantos los momentos de soledad que compartió conmigo, los instantes en que sentí que la unión entre los dos era  perfecta, que pensé que ahora sabía lo que era la felicidad. Delicado y tierno,  preocupado siempre,  entrañable en todos los aspectos
                             Un año mas tarde, compartíamos casa y un hijo en común. Pero no lo compartíamos todo, que  mas quisiera yo. Las aficiones de él, eran el antítesis de las mías, pues así como no soportaba todo lo que fuera matar animales, para él, la caza, la pesca, eran su principal entretenimiento. Una vez al año, se marchaba lejos, caza mayor, yo no quería saber donde, durante tres meses no sabía en que lugar del mundo estaba, después volvía mas delgado, la satisfacción pintada en el rostro. Pero al día siguiente, volvía a ser el mismo.
                               Ahora que pasó el tiempo, en este paseo por la playa en que los recuerdos me vienen a la memoria, sólo me quedan de él los momentos de armonía y amistad.
                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.