jueves, 3 de noviembre de 2011

El Risco.


                                           Le llamaban El Risco, era una montaña cubierta de casas mal construídas en donde vivían gente pobre. Muchos se dedicaban a la droga, otros al trapicheo de lo que robaban por ahí y revendían, otros sencillamente se dedicaban a vivir como podían con trabajos mal pagados y en casas sin encalar.
                        Pero yo todas las mañanas pensaba que estaban tocados por los hados sin ellos saberlo. Desde luego eso no les iba a solucionar el problema de comer a diario pero para mí que tenían algo especial que aún no había podido averigüar de que se trataba.
                         Cuando el sol empezaba iluminando la zona antigua de la ciudad, los primeros que tocaba con sus rayos era la montaña del Risco, parecía como si una enorme linterna de una persona perdida encontrara de repente el lugar tanto tiempo buscado. Y yo todas la mañanas me sentía admirada, sentada en mi terraza tenía que volver la vista pues en la todavía oscuridad la montañita se iluminaba ella sola.













                                      

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