viernes, 4 de noviembre de 2011

La reunión.

                                           En aquel entonces mi cámara era semejante a una especie de granero. Mis tíos decidieron cuando llegué a su casa que era el sitio indicado, a mí me hubiera dado lo mismo que me hubieran colocado en el exterior.
                           No vine aquí por gusto sino por que no tenía parientes más cercanos que me acogieran tras el fallecimiento de mis padres y en el estado en que me encontraba, aceptaba cualquier cosa. 
                         Cuando ellos me vieron llegar no tuvieron para mí palabras de aliento, ni siquiera palabras, sólo un murmullo que no pude entender y después me dieron la espalda. Cuando fue pasando el tiempo me di cuenta el papel que yo tenía en esa casa, era simplemente la sirvienta. 
                                Se dirigían a mi a base de gritos o palabras malsonantes, me levantaban al alba y la hora de acostarme era pasada la medianoche. 
                                 No tenía tiempo sino para pensar. Y pensé que quería estar con mis padres, que los echaba de menos y que la vida en La Tierra no tenía ningún aliciente para mí. Varias semanas estuve dándole vueltas hasta que un día vi mi oportunidad cuando aquella gente se fueron al pueblo cercano.
               Prendí fuego a la casa  y me empapé de gasolina en el exterior.
                                    Gritando el nombre de mis padres, me reuní con ellos.            










  

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