Soñé que caminar entre las estrellas no era difícil y que jugar entre nubes, no tenía mayor importancia. Pero claro, sólo era un sueño, despertarme a la realidad, fue de una dureza implacable. Estas cosas me sucedían cuando niña, una vez que crecí, busqué la manera de encontrar los sueños en la tierra. Y los encontré. La palabra escrita va conmigo a través del día y parte de la noche, me acompaña ayudándome a describir el mundo y lo que en el encuentro o lo que imagino que existe. Me divierte, a veces me entristece, nos damos la mano en esos momentos en que la soledad me inunda. Los días claros y luminosos del verano, miramos el azul del cielo y reímos de tanta felicidad compartida. Sabe que no la abandono, es como un amor bien comprendido. Cuando descubrí que soñar no era sólo patrimonio de duendes y hadas, fue, en ese preciso instante que miré la palabra que estaba escribiendo, le dediqué una tenue sonrisa y susurrándole al oído le dije...fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.