jueves, 16 de diciembre de 2010

MI PAPÁ NOEL Y YO

                       Siniestro total, me dijo con total profesionalidad, sentí que el mundo se me venía encima, el coche era mi herramienta de trabajo, mi seguro cubría lo mínimo, el panorama se me presentaba bastante negro. Salí de la oficina sin saber muy bien a donde dirigirme, pensé sentarme en algún lado, mientras se me ocurría alguna idea. Un Papá Noël que movía su campanilla con inusitado fervor, hizo que dirigiera su mirada hacia él, me molestaba aquel sonido tintineante, estaba a la puerta de un centro comercial, le dediqué una triste sonrisa, me disponía a marcharme, cuando su voz me detuvo, al volver la cabeza y mirarlo, sólo me dijo, ¿ tomamos un café ? Eran unas extrañas palabras para pronunciarlas un Papá Noël, pero dadas mi circunstancias, nada era demasiado raro. Se cambió de ropa y nos acercamos a una cafetería cercana, un tipo normal, agradable, entablamos una amena conversación en la que me confesó haberse dado cuenta de que algo me pasaba, pues no era normal que la gente fuera por ahí con los ojos llenos de lágrimas. Le conté la historia, me comprendió y de alguna forma pudo ayudarme. Mi Papá Noël y yo terminamos compartiendo nuestra vida. 
                            

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