HOMBRES Y MUJERES.
Dos tipos de pensamientos dividen a hombres y mujeres. Unos pensamos que el hombre es polígamo por naturaleza, que geneticamente y desde el inicio de los tiempos ha tenido relaciones con varias mujeres a la vez, ya que cuando el mundo empezó a ser mundo, necesitaban reproducirse y buscaban la hembra adecuada para ello, que la mujer sólo quería un procreador fuerte y estable para cuidar de ella y de su descendencia.
En otras culturas que no sea la occidental, esto se sigue practicando como natural, pero en nuestra época esto empieza a no aceptarse, de todos es sabido abuelas y bisabuelas cuyos maridos tenían amantes e incluso hijos con otras mujeres. Eso era así y es inalterable.
Sé de un amigo que vivió en África varios años, contaba como los europeos que pasaban por allí, tenían relaciones con otras mujeres a pesar de hablar maravillas de las suyas.
Partamos de la base de que hombres y mujeres somos distintos, pero ante todo somos personas y como tales nos debemos mutuamente un profundo respeto que incluye valores tan trascendentales como lealtad, consideración, estima, sensibilidad, afecto, entrega, intimidad, unidad, etc.
Nadie duda que en este mundo, los hombres son los que llevan las riendas y las mujeres les vamos a la zaga. El asunto toma otro cariz cuando los hombres creen que las mujeres se dividen en dos grupos, las que utilizan sus armas de mujer y las que no.
Las primeras son aquellas de sonrisa permanente y mirada bobalicona que asienten a todo lo que ellos argumentan. Existen.También hay hombres de mirada bobalicona y que dicen si a todo lo que ellas hablan.
Las segundas son las que suelen molestarles, mujeres con decisión propia, trabajadoras dentro y fuera de casa, organizadoras natas, mujeres a las que se escucha.
Ya hace tiempo que aceptamos nuestra condición como tales y eso incluye civismo, buenas maneras, cortesía y consideración. No tiene sexo la sensibilidad, el tacto, el humanitarismo y la afectividad.
El sexo como tal es algo inherente a cada uno y hay cosas que pertenecen a la propia intimidad. Atrás deben quedar las demostraciones sexistas y machistas del jefe maleducado y grosero, que humilla y desprecia, que en su mejor vocabulario incluye la ofensa o el insulto.
Las cosas funcionarían mejor si todos fuéramos mas tolerantes y flexibles, considerados y comprensivos, en definitiva, más humanos. No por ello deberíamos unificarnos, hay características propias de cada sexo y debemos asumirlas, pero existen las propias de nuestra condición como personas y son a las que deberíamos dar prioridad.
¿Que nuestras armas de mujer incluyen coquetería y sensibilidad, saber estar y educación, medias negras y tacones ? adelante, salvo en esto último, ellos deberían tomar ejemplo.
Es cierto que hay hombres que tienen tanta inseguridad en si mismos y en su propia valía como tal, que tienen que estarla reafirmándola continuamente en camas ajenas, también existen mujeres así. Son personas pobres de espíritu.
Pero paso a paso, codo con codo, los hombres y mujeres que formamos la sociedad actual, estamos intentando cambiar eso para construir un futuro común, somos simplemente, personas que queremos mirar al frente con la cabeza bien alta.
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