viernes, 4 de marzo de 2011

NO QUERÍA SER PRISIONERO DEL MUNDO.


Posted by PicasaEra un pequeño puente, unía mi pueblo con el vecino, el trayecto lo hacía practicamente a diario, pero aquel día, lo ví. Caminaba por el arcén de la carretera y sólo lo pude vislumbrar de espaldas, aun así, reconocí en seguida su figura. Paré el coche y me bajé, lo alcancé con rapidez y lo llamé por su nombre: Juan. Despacio, volvió la cabeza y me miró, la mirada extraviada y perdida en no se qué. Me di cuenta que no me había reconocido y sentí ganas de llorar. Le dije que si quería venir conmigo sonriendo y para mi sorpresa, me contestó que si. El rato que estuvimos en el coche hasta mi casa, no quise decirle nada, no sea que cambiara de opinión y se bajara. Subimos y le preparé de comer, sabía sus gustos a la perfección, así que no tuve problema en ello.
                        Así estuvimos el fin de semana, el lunes llamé a un amigo psiquiatra para que lo observara y le puso un tratamiento. Se lo estuve dando durante un mes sin que él se diera cuenta, lo mezclaba con la bebida o comida. Su familia no sabía donde estaba, pero habían tirado la toalla hacía tiempo, pues no podían con él.
                                Al mes y algo, se notaron resultados, empezó a reconocerme y a acordarse de momentos del pasado, me sentí feliz cuando pude compartir aquellos instantes. Pero quería hacer cosas que tal y como se iba recuperando, no debía. Empezó a recordarme a su padre rígido, era militar y le hizo la vida imposible, para colmo, su madre se alió con él y lo maltrató sicologicamente, su infancia y adolescencia fueron terribles hasta que decidió marcharse de su casa y vivir la vida en libertad.
                                      Entonces, un día cuando ya se encontraba bien, sólo me dijo que prefería estar en la calle y hacer lo que le viniera en gana, que no sentirse prisionero del mundo, como lo había sido siempre. Al día siguiente, no se a que hora, Juan desapareció, no lo volví a ver nunca más.

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