sábado, 12 de marzo de 2011

LA MUJER, EL MARIDO Y UN ASESINATO.


Posted by Picasa                           "Ni un minuto más, iba a dejar que siguiera con aquella manipulación, cogí el bolso y salí de la casa dando un portazo. Desde la entrada él se asomo, gritándome no se que insulto, en este momento no lo puedo recordar. Fue la última vez que lo vi".
                                 La jueza me miró pensando que seguiría hablando, al ver que no era así, volvió de nuevo la cara a sus papeles. El abogado de mi marido muerto, dijo que no tenía más preguntas que hacerme. Me levanté y volví a sentarme, no puedo describir en este instante si alguien me miró o cuchicheó algo a mi paso, porque salvo mi silla, el resto estaba para mi, en una oscuridad absoluta.
                                   Intentando controlar el temblor de mis hombros, pasaron por mi mente a velocidad de vértigo, los últimos días, que para mí, habían parecido meses. La llegada de la policía aquella noche, como me llevaron esposada sin darme una explicación factible, los vecinos saliendo de las casas, la llamada a mi abogada y cuando me dijo de lo que se me acusaba. Pero lo peor de todo, fue el saber que lo habían matado, que aquel hombre con el que compartí tanto y que fue más que un amigo, había desaparecido para siempre. 
                                         El calor de las lágrimas me molestaban y de un manotazo, me limpié la cara. En ese momento la jueza hacía un receso y salimos afuera. Carmen, mi abogada, me puso el brazo sobre los hombros para intentar protegerme de la cantidad absurda de periodistas y cámaras en la calle. Ella tenía confianza en que todo iba a salir bien, pero yo, no lo tenía tan claro. 
                                     Jaime y yo, discutíamos con frecuencia, éramos de caracteres fuertes e impetuosos y a la menor provocación, estábamos enzarzados en una pelea. Pero a los dos ó tres días, ya nos habíamos reconciliado y nuestra vida volvía a ser más o menos apacible. Marcharme de casa, lo hice en muchas ocasiones, él me llamaba, me pedía disculpas y yo volvía. Pero aquel día, tonta de mí, no lo hice, me fui a casa de mi hermana y pase dos días con ella.
                                      Ha pasado mucho tiempo desde que mi marido murió, lo que ahora escribo, lo hago desde el hospital psiquiátrico en donde me condenaron a pasar casi el resto de mi vida. 
                                    !Ah!, se me olvidó contarles, que el día que salí de mi casa, dejé preparado el café de mi marido...con veneno dentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.