jueves, 3 de marzo de 2011

GRACIAS A MI TRABAJO.

                  Cuando me di cuenta de lo triste que era la situación actual de mi familia, pensé en cambiarla rapidamente. Carecíamos de lo indispensable para vivir, pues no teníamos ni si quiera para pagar la comida. El alquiler de la casa, pagábamos un mínimo, pues el estado nos ayudaba. Con el agua, luz y demás, nos veía y nos deseábamos. Ya hacía dos meses que no teníamos teléfono y no se nos ocurría nada más que pudiéramos optar, pues el resto era sólo para ricos. 
                           Vivir tres hermanos y mi madre en una pequeña casa, en donde sólo entraba el sueldo de ella, era muy poco. Yo había cumplido ya los diecisiete y me pareció de lo más lógico empezar a trabajar para ayudarla. Así que un tiempo después y buscando aquí y allá, encontré trabajo en una tienda de ropa. Atendía al público y despachaba, me encargaba de la caja y también ordenaba el almacén y los escaparates. Éramos cuatro empleados, nos llevábamos bien entre todos.
                              Tres semanas más tarde, una mujer desconocida, entró a comprar a la tienda. Me tocó atenderla. Fue muy amable conmigo y al día siguiente volvió. Me quería proponer algo.
                                Era una modista de prestigio, hacía pases de modelo y de fotos, la proposición era para una de las dos cosas. Me quedé impactada, no me lo esperé. Acepté.
                                   Sólo se que gracias a eso, encontré un trabajo con el que pude ayudar a mi madre, no fue lo que quise para mí, porque un año más tarde, lo dejé para entrar en la universidad, pero durante ese tiempo, mi familia, vivió mejor.

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