martes, 15 de marzo de 2011

EL PIRÓMANO.


Posted by Picasa                       La casa continuaba allí, como siempre, rígida en su arrogancia. La llamaba casa porque fue donde pasé mi infancia y parte de mi adolescencia, pero ahora que la volvía a ver después de tanto tiempo, entendía que era casi un palacio. Mientras fui pequeño, me pareció siempre inmensa, pero conocía tan bien sus recovecos, que llamarla casa era lo normal. 
                    Habían pasado casi veinte años desde la última vez que vine, ahora con los cuarenta a  mis espaldas, veía todo de otra forma. Heredarla, no me hizo ninguna gracia, hubiera preferido dinero o como mucho, algo en la playa, pero mi tío era así, nos dejó a cada uno de los hermanos alguna propiedad con la que nadie se sintió especialmente feliz. Lo peor, es que no podríamos vender hasta pasados cinco años. Cosas del testamento. 
                      Después de los diez minutos que me tomó mirarla, me decidí a subir, sabía que había servicio, pues mi tío, les había pagado un lustro por adelantado. Antes de tocar la puerta, ya me había abierto Oscar, el mayordomo de toda la vida. Serio y formal, como lo conocí de siempre, un poco alejada, estaba Carmen, su mujer y las dos personas que estaban con ellas, eran desconocidas para mí, me las presentaron como Juana, la cocinera y Felipe el jardinero. 
                          La habitación, la mía de toda la vida, enorme, con la gran cama con dosel en medio y multitud de muebles alrededor. Suspiré al entrar y encontrarme con tantos recuerdos, se fueron agolpando en mi mente sin dejarme casi respirar, después de dos ó tres suspiros más, empecé a relajarme y a centrarme un poco en el lugar donde me encontraba. 
                           Realmente, no supe muy bien lo que hacía en esta mansión hasta que después de comer y dormir una siesta, me desperté con las ideas más claras. Aquella casa no me traía buenos recuerdos, en ella, había sentido lo que es el agobio de una educación extricta, la falta de cariño de unos padres siempre de viaje y que te dejaban a cargo de las asistentas, había podido observar como los adultos no son coherentes con lo que piensan y como actúan, demasiados malos recuerdos.
                                  Durante la tarde paseé por el recinto que rodeaba la casa, nada me gustaba y no quería que me invadieran los recuerdos, así que me marché lo más pronto que pude, pero cuando llegó la noche, supe lo que tenía que hacer. 
                                   El incendio provocado, duró casi diez horas. Lo observé desde el jardín con inmensa satisfacción. Corrieron los empleados y los bomberos acudieron con inusitada rapidez.  
                                      Que como supieron que fui yo, nunca me lo dijeron, lo que si es cierto, es que tres días más tarde, me acusaron, me llevaron a prisión sin fianza, pero en mi interior, sentía la alegría de haber hecho lo correcto. 
                                     Me enviaron a una clínica siquiátrica, no sé si saldré de aquí algún día, de cualquier forma, en cuanto pueda....prendo fuego a este lugar.

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