martes, 15 de marzo de 2011

EL HOMBRE DE MI VIDA.

               El darme cuenta de que Carlos ya no sentía por mí lo mismo que hace años, que la atracción de entonces se había difuminado en el tiempo, me costó bastante, porque no podía imaginar que lo que ambos habíamos compartido con tanto entusiasmo, en el momento actual, no existiera. Me volví medio loca intentando pensar como podría atraerlo de nuevo a mi lado, pero no encontraba remedio a tamaño despropósito. Durante semanas cavilé hasta cansarme, profundicé en el tema sin encontrar solución posible. Entonces decidí cambiar de táctica, en vez de ir yo a por él, procuraría que fuera Carlos el que viniera en mi búsqueda.
                     ¿Lo primero de todo?, buscar un amante. Alguien que me hiciera sentir de nuevo y que Carlos viera que no suponía ningún obstáculo el que no sintiera las mismas emociones de antes. Encontrarlo, en contra de lo que supuse en un primer momento, no supuso contrariedad alguna, pues en una de mis salidas con amigas el fin de semana, me dí de bruces con Antonio. Mantuvimos una relación light hacía ya bastantes años, pero seguíamos conservando la amistad.
                          Le propuse el asunto y se decidió a ayudarme sin impedimentos de ningún tipo. Así que después de una larga charla, pusimos en práctica el plan. Los siguientes días, me estuvo llamando a casa y en una ocasión me envió un precioso ramo de flores. Nicolás se asombró de tanta efusividad por parte de un compañero de trabajo, que fue lo que le dije, pero no lo vi con demasiado interés en la historia. Dos semanas más tarde, me pude dar cuenta de la torpeza de mi marido, porque ni flores, ni llegadas tarde, ni siquiera llamadas intempestivas, lo hacían levantar la vista del periódico.
                            Otras dos semanas después, comprendí que Carlos era el hombre de mi vida, pedí el divorcio y sin ninguna emoción, me fui a vivir con él.
                 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.