jueves, 3 de febrero de 2011

UN HOMBRE QUE NOS ROBÓ.


Mi madre empezó a sospechar de todo el mundo el día que se dio cuenta de la desaparición de su pulsera de brillantes. Era un regalo de mi padre que había fallecido hacía ya diez años y era un recuerdo especial. El personal de servicio, llevaba en casa hacía tanto tiempo, que no se nos ocurría pensar mal de ellos, amigos nuestros, no había ninguno nuevo y no podíamos pensar en nadie mas. Pero cuando se dio cuenta de la nueva amistad de mi hermana mayor, ahí, empezaron los problemas.
               El chico, no era de la zona, era de una urbanización lejos de donde vivíamos, pero era la única duda que teníamos en mente. No se  en que momento se le ocurrió a aquel muchacho, subir a la habitación de mi madre y coger lo que no era suyo. Darnos cuenta de tamaña estupidez, nos hizo comprender el porque mi hermana no tenía demasiado claro su relación con él.
                  En cuanto el confesó el hurto y devolvió la pulsera, lo único que tuvimos que hacer, fue expulsarlo de nuestra casa, no queríamos tener ningún tipo de relación con una persona así.

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