Llegué a pasar unos días de vacaciones a casa de una amiga, hacía bastante tiempo que no me tomaba tiempo libre y esperaba disfrutar de ellos. Mi amiga vivía en una pequeña casita en el campo, estaba alejada de ruidos y escándalos de todo tipo, así que tranquilidad seguro íbamos a tener. Subí a mi habitación a dejar mi ropa, la casa era pequeña pero bonita, coloqué mis cosas en los armarios y al ir a poner mis zapatillas bajo la cama, tropecé con algo, me agaché a ver que era y saqué un pequeño baúl cerrado a cal y canto. Con el en las manos, bajé y le mostré a Luisa el hallazgo, que quedó tan sorprendida como yo. La casa era de reciente adquisición, la limpieza la había hecho una empresa, al parecer no demasiado conciezudamente, por lo que el baúl, no tenía ni idea de donde provenía.
Ese día, pasamos del baúl, pero al siguiente, nos dedicamos a intentar abrirlo, lo que fue bastante costoso. Al conseguirlo, en su interior, sólo un papel con una frase escrita, : " en las paredes del sótano." Nos miramos la una a la otra y bajamos, pero a simple vista, no encontramos nada. Decidimos contárselo al jefe de la policía local, un hombre mayor y que llevaba toda su vida en la zona.
Acudió a la casa a inspeccionar, fue con varios agentes más, preparados con las herramientas necesarias. En el sótano, rompieron las paredes, aparecieron los restos humanos que llevaban años buscando, el hombre que había matado a la familia que vivía en aquella casa, continuaba en el pueblo, nosotras estábamos aterrorizadas. Nunca imaginó Luisa, que en su casa, pudiera pasar semejante tragedia.
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