martes, 4 de enero de 2011

MI AMANTE, EL ELECTRICISTA.

                     El cuadro de las palancas que se encontraba en la entrada de mi casa, estaba oculto por un espantoso cuadro, que el señor que me había alquilado el piso, tuvo la idea de colocarlo encima. Cada vez que pasaba por allí, veía a la jauría de perros y caballos en una cacería sin precedentes, a todas estas he de decir que yo soy antimatar animales total, no creo que se diga así, pero es la mejor forma que acabo de encontrar para definirlo. Bueno, a lo que voy, lo cierto, es que esta noche fría y absolutamente no se que mas decir de Diciembre, alguna de las palancas del sudodicho cuadro, saltó de donde tenía que estar, me volví loca intentando colocarla en su sitio sin conseguirlo, porque como decía mi madre, ! que falta hace un hombre en casa !. Nunca quise estar de acuerdo con ella en eso, pero ahora que vivo sola, repito con frecuencia esas palabras sin darme cuenta.
                       Así, que esa noche, ( siempre es de noche cuando se va la luz ), llamé a mi electricista favorito. Se llamaba Carlos, vivía cerca de casa. Al poco rato, estaba allí. 
                           Carlos y yo, teníamos una relación especial, nos conocíamos desde hacía cinco años, de manera casual, empatamos en seguida, porque ambos éramos extravertidos y nos gustaban las mismas cosas. La electricidad hizo nexo de unión común para que al poco sintiéramos una chispa que se convirtió en un auténtico fuego. Y, como yo vivía en la parte antigua de la ciudad, en donde era habitual los apagones en las viejas casas, pues lo tenía claro, llamaba a " mi Carlos", realmente...por necesidad.            

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