lunes, 10 de enero de 2011

PENSANDO EN TUS PIES.

                  La dependienta seguía trayéndole zapatos y ella se seguía probando. Altos y bajos, abiertos y cerrados, le había pedido de todos los tipos, modelos y marcas. A su alrededor, cajas y zapatos formaban un semicírculo que hubiera sido el deseo de cualquier mujer. Pero no todas podían acceder a comprarse tanto capricho, pero Virginia, si. Porque el ser hija de quien era, le daba derecho a ello.
                   El dependiente que se encontraba un poco mas allá la miraba  fijamente. Desde que entró en la tienda, le gustó, al descalzarse, le gustó más. Tenía unos pies largos y morenos, se notaban acostumbrados a la playa, pues eran del mismo tono que el resto de su cuerpo. Delgados y de una piel  firme, sin manchas y se notaba suave al tacto. De uñas cortas y rectas, sin pintar, los movía con naturalidad, se había arremangado los vaqueros hasta media pierna y con unas sandalias de un tacón desmesurado, paseaba en esos momentos por la tienda, mirándose en todos los espejos que encontraba a su paso. Las sandalias eran de un rojo acharolado, brillaban según los movimientos que hacía, reflejándose, el color, en sus uñas sin pintar.
                    Media hora después y cargada de bolsas, salió de la tienda. Él la siguió con la vista hasta que desapareció por la esquina, le hubiera gustado probar el sabor de sus pies dulces y satinados, pero eso era imposible, porque ella sólo era un agradable y azucarado caramelo, en un endulzado y complaciente...sueño.
                       

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.