El dependiente que se encontraba un poco mas allá la miraba fijamente. Desde que entró en la tienda, le gustó, al descalzarse, le gustó más. Tenía unos pies largos y morenos, se notaban acostumbrados a la playa, pues eran del mismo tono que el resto de su cuerpo. Delgados y de una piel firme, sin manchas y se notaba suave al tacto. De uñas cortas y rectas, sin pintar, los movía con naturalidad, se había arremangado los vaqueros hasta media pierna y con unas sandalias de un tacón desmesurado, paseaba en esos momentos por la tienda, mirándose en todos los espejos que encontraba a su paso. Las sandalias eran de un rojo acharolado, brillaban según los movimientos que hacía, reflejándose, el color, en sus uñas sin pintar.
Media hora después y cargada de bolsas, salió de la tienda. Él la siguió con la vista hasta que desapareció por la esquina, le hubiera gustado probar el sabor de sus pies dulces y satinados, pero eso era imposible, porque ella sólo era un agradable y azucarado caramelo, en un endulzado y complaciente...sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.