miércoles, 5 de enero de 2011

UNA FAMILIA Y UNA HERENCIA

            No salí del trance hasta después de un rato, era una situación de lo mas embarazosa. Nunca había visto a mi familia envuelta en una discusión de aquel calibre, por un momento, incluso pensé que podrían llegar a golpearse. Todo por culpa de una herencia, dicen que el dinero separa a las familias y parecía que en este caso, si no se ponía remedio, iba a ser así. Como yo era una de las primas mayores, de hecho tenía ya treinta años cumplidos, me vi en la obligación de hacer algo por las otras, a las que veía asustadas y sobrecogidas en sus asientos. Y como no se me ocurrió otra cosa, así, de momento, solté un grito tan espantoso, que un absoluto silencio imperó en la sala. Bueno, era lo que pretendía, mi familia me miró como si estuviera loca, entonces les dije que, o llegábamos a un acuerdo, en que todos termináramos de buenos modos, o las primas, nos marchábamos, porque no resistíamos mas la situación.                        
            Los adultos, pareció que de alguna manera, empezaban a entender el avatar. Pensando en  ese momento, años más tarde, la herencia repartida, las primas recordábamos como gracias a nuestra intervención, se arregló un problema familiar que podía haber llegado directamente a una auténtica sinrazón  de lo mas complicada.

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