La ambiguedad de su sexo, era tan incierta como indeterminada. Todos sabían en el pueblo, que Marcos era un chico a simple vista, varonil y muy "machito", pero en cuanto Marcos empezaba a moverse, a hablar o simplemente a mirar a alguna parte, la duda nacía. Porque él había nacido en un cuerpo que no le correspondía, le encantaría poder moverse a sus anchas y vestirse con la ropa que le viniera en gana, pero no podía ser, en el pequeño pueblo en donde había tenido la mala suerte de nacer, eso decía él, era imposible tomar ese tipo de determinaciones, sino, al día siguiente, lo mínimo que te podía pasar es que nadie te saludara por la calle.
Pero quiso la suerte, que ese año, le concedieran una beca para estudiar arte en una universidad , junto con su mejor amiga, por lo que una vez acabado el curso, se trasladaron los dos.
Se acabaron las coarciones y coacciones, empezó a saber lo que era la auténtica libertad. A partir de ese momento, asistió sin presión de ningún tipo a donde le vino en gana, compartía con cualquiera su manera de vivir, no tenía que dar explicaciones a nadie y de nada, empezaba a entender en que consistía eso que llaman ser feliz.
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