miércoles, 29 de diciembre de 2010

AUTÉNTICO BIENESTAR

                     En aquellas mañanas, gustaba pasear a los habitantes de la región, pues era quizá la época del año, en que se podía salir con menos abrigo, agradable la sensación de la fresca brisa de la casi madrugada, las hojas muy secas y el ruido que se hacía al pisarlas, era típico de aquellas fechas. Una buena hora para comprar el pan y la leche fresca, la familia esperaba el desayuno. Vivían en un lugar en el que el invierno, era el verano, en donde no se sabía bien cuando empezaba una estación y cuando terminaba otra, pues el frío y el helar continuo, formaba parte de sus vidas, en donde la nieve y el blanco de las montañas, era la tónica del día a día. 
                        Caminaron sin las botas que solían ponerse, en este caso, unas simples playeras bastaron, todos los que se encontraron por el camino hablaban del buen tiempo que estaba haciendo, la tranquilidad del momento en sus rostros, el saber que no iba a haber un momento de tragedia, de malestar, de sinsabor. Los rayos de sol que de repente empezaron a calentar a los paseantes, que sin esperarlo, levantaron la vista, agradecidos y felices, de poder disfrutar de un rato de auténtico bienestar.

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