jueves, 11 de noviembre de 2010

NO ME PUEDO ACERCAR A TÍ

        Una hora, dos horas, tres horas, el desespero cundía entre los pacientes, que sentados en la pequeña sala, llevaban casi toda la mañana, esperando por el médico que no llegaba. Los comentarios no tardaron en empezar a escucharse, que si no era la primera vez que pasaba, que sucedía  a cada momento, que este hombre hacía lo mismo cada vez que venía, los enfermos, sacaban fuerzas de flaqueza para comentar sobre el médico que aún no se había presentado. Era un buen especialista, si no, no lo hubieran esperado, al poco rato de terminar de hablar, llegó el susodicho, se paró en medio de la sala y dirigiendose a los pacientes, hizo el comentario de que acababa de llegar de no se que país del tercer mundo, en donde había estado dos meses sin cobrar, sólo para operar a niños enfermos. Todos tuvieron una exclamación de sorpresa contenida, en la que aceptaban la forma de ser del médico. 
                      Pero este hombre no era lo que parecía, hablaba de lo que hacía, pero no de lo que sentía. Su alma estaba invadida por una serie de sentimientos contradictorios entre si, se sentía privilegiado por sentirse acaparado por los compañeros y los medios de comunicación, pero por otra parte, no estaba a gusto consigo mismo, no tenía amigos ni nadie con quien compartir el día a día. La tristeza lo invadía. No era un hombre feliz. Se había dedicado a los demás porque no podía dedicarse a los que tenía al lado, porque no tenía a nadie al lado.
                      Existen muchas personas así, que no pueden o no saben como acercarse a los que están mas cercanos, es angustioso, triste y amargo, el saber que el que se encuentra a menos de un metro de tí, no posee la capacidad necesaria para poder acercarse.
                    

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.