jueves, 7 de octubre de 2010

LA CHICA HERIDA

          El coche, llevaba una velocidad no permitida en esa zona, por lo que la gente se apartaba asustada. Pero aquella chica, despistada, no se apartó, sino que siguió cruzando la calle y de repente sintió el golpe atroz. En unos momentos todo se convirtió en un caos, gente gritando, policías que llegaban con sus consabidas sirenas, rodeando a la joven, multitud de personas y la ambulancia pidiendo paso. Al poco rato, se fue ordenando todo, los paramédicos, levantaron la tienda de campaña y atendieron a la herida, mientras la policía levantaba el atestado, los testigos por un lado, el chófer que había ocasionado el desastre por otro, en fin, lo típico de estos casos. 
            La médico que organizaba, era una mujer mayor, con la experiencia suficiente en este tipo de accidentes, para saber que la muchacha sobreviviría,  no le quedarían secuelas, había tenido suerte. Un par de huesos rotos y un esguince en un tobillo, se podía dar por satisfecha. Los rasguños en en la cara y cuerpo, desaparecerían en unos días. No la había mirado a la cara, no había tenido tiempo, con cuidado, se acercó , le apartó los vendajes y la miró, se quedó un poco alerta, le pareció un rostro conocido pero pronto desechó la idea, empezaron a recoger el material y marcharon al hospital. 
                Dos días después, subió a la planta en donde estaba ingresada a verla, ya no estaba inconsciente,  estaba en plena facultad de sus sentidos, le encantó hablar con ella. Estaba sola, sus padres acababan de marcharse y le gustó la visita de la persona que la atendió después del accidente. 
                        En cuanto ella la vio, reconoció a la chica, no obstante, era su viva imagen a la misma edad. El día que la dio en adopción, fue un día triste para ella. Las circunstancias las habían reunido de nuevo, se la veía feliz, contenta con su familia y con sus hermanos, no pensaba hablarle de ella ni de su pasado, era cosa de sus padres adoptivos, si a ellos no les parecía, que se quedara así. 
                           Se asombró de a donde nos puede llevar la vida, nunca imaginó, que se reencontraría con su hija y que volvería a sentir el mismo dolor del día que la dio a otros padres, pero el teatro del momento que vivimos, nos ofrece escenas difíciles e imprevisibles.                    

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