lunes, 18 de octubre de 2010

ESE TIPO DE GENTE

                   Tenía muchos kilos de mas, cuando llevaba una dieta, lograba bajar algunos, pero después los recuperaba en seguida, era horroroso. Pero cuando me enamoré de Alberto, me puse tan delgada, que mi familia se asustó, mi madre no tardó mucho en llevarme al médico, a lo cual acepté porque si no, me seguiría haciendo la vida imposible. Efectivamente, en la consulta, después de las pertinentes pruebas y estudios, quedó confirmado que mi salud era de hierro, si había adelgazado, bueno, dijo el doctor, a veces el amor hace  cosas que incluso los médicos no podemos. Llegados a este punto, todos me dejaron en paz, de alguna forma yo no era ninguna niña, tenía ya cerca de los treinta, el que viviera en casa de mis padres era provisional.
                       El conocer a Alberto, fue un casual, en una discoteca a donde casi nunca voy, pues aquel día dije sí. Era el típico vividor, se le notaba en la cara, en la forma de caminar y de hacer las cosas, pero yo, me enamoré. Pero no era tonta, menos tonta y mas espabilada me volví, con los kilos de menos, al poco me dí cuenta de lo que pretendía mi novio, entonces, empecé con él, un juego como para volver loco a cualquiera. 
                            Quedábamos a una hora, yo no iba, nos citábamos a cenar, yo no aparecía, así pasé muchas semanas, mientras Alberto no entendía nada. Hasta que un día, harta de el jueguecito, hablé con él, le dije que conocía sus sucias maniobras desde el principio y que no estaba dispuesta a seguir ese tipo de juego, mas cuando yo era la perjudicada. Por supuesto, lo negó todo, me dio igual, ya estaba preparada, desapareció de mi vida para siempre, doy gracias por el aprendizaje que tuve con ese tipo de gente, espero que jamás se me acerque nadie parecido.

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