EL JOVEN

                                                   Esa lluvia inesperada, me volvía loca, me iba de compras esa tarde y el inconveniente del agua me chafaría la ocasión. No me iba a amedrentar por ello, cogí mi paraguas y me lancé a la calle. Caminar bajo la lluvia, me resultaba agradable y cálido, a pesar del agua no hacía frío y se apetecía pasear.                      
                           Los charcos no ayudaban demasiado a pesar de mis botas de agua. Me metí en el primer zaguán abierto que encontré, saludé al individuo que estaba sentado en un escalón y me dispuse a esperar que acampara. El joven saludó también con poco entusiasmo y no sé como surgió una agradable conversación entre los dos.
                             Me contó que llevaba poco tiempo en la ciudad, que le pareció que encontrar trabajo iba a resultar mas fácil, provenía de un pueblo bastante lejos de donde nos encontrábamos y se las había prometido muy felices cuando salió de el. Pero todo se convirtió en dificultades que no pudo subsanar. Se encontró en una ciudad desconocida en donde no sabía a quien acudir a pedir ayuda. Ella tomó rapidamente la decisión de ayudarlo, alguien lo había puesto en su camino, por algo sería. 

                       Un año mas tarde, la amistad que había surgido entre ambos seguía manteniéndose,  pasaban juntos las horas del verano que los unió, no tenían reparo en confiarse los mas íntimos secretos, el amor era parte intrínseca entre los dos.

                       Pero a ella le daba cierto reparo el sentir que estaba enamorada de un chico diez años más joven. Hacía lo imposible por retardar ese sentimiento. Fue imposible, seis meses después, se dio cuenta que estaba embarazada, no había nada que hacer, un aborto no entraba en sus planes. 

                      Entonces decidió liarse la manta a la cabeza y tirar para adelante, lo que actuó en su propio beneficio pues años mas tarde, seguían juntos y amándose con la misma pasión que al principio.