sábado, 18 de septiembre de 2010

OLIVIA

El amanecer y el gallo, se daban la mano todos los días, pero aquel ave vieja, cantaba varias veces en la noche, no se sabía bien cuando amanecía o cuando no. Olivia vivía en la granja desde que nació, no conocía otra forma de vida. A pesar de todo, había estudiado y terminado estudios secundarios, lo que fue mas complicado era encontrar trabajo. Así que se quedó con su gente haciendo lo que toda la vida había hecho, ordeñar, dar de comer a los cerdos y gallinas, cuidar el resto de los animales y en definitiva, llevar lo que es el peso de ese tipo de trabajo. Pero  un día y por no apartarse a tiempo, uno de los animales grandes, un toro o una vaca, le dio un roce, quizá sin importancia, pero la caída y el golpe contra el suelo fue funesto, con lo que a la chica tuvieron que llevarla al hospital y tenerla en observación durante muchos días. Después de muchas complicaciones, Olivia, entró en coma y así se mantuvo durante mas de un mes, en donde la desesperación de su familia y amigos fue permanente. Al despertar, cuando pasó mucho tiempo, Olivia recordaba bien poco de lo sucedido en su vida pasada, así que se intentó por todos los medios informarla de cosas anteriores.
                   Imposible , porque su mente no recordaba nada. Pasadas unas semanas, cuando cerraba los ojos, empezó a ver colores de diferentes tonalidades.  Entonces lo que si ocurrió, es que notaba el aura de las personas, aunque no tuviera memoria, podía ver el aura, sabía por los tonos del color que rodeaban a cada uno, su tipo de personalidad y si era de una manera o de otra. Así, que pasado un tiempo, puso un gabinete en donde estudiaba el aura de la gente, con éxito y el futuro asegurado. 

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