Sentados juntos, en el sillón de la entrada, nerviosos e impacientes, esperaban la visita deseada hace tanto tiempo. Eran una pareja de unos cincuenta años, tenían sólo un hijo. La intranquilidad se notaba en sus rostros y por momentos, ella incluso sintió que sin querer, se le escapaban las lágrimas.
El hospital quedaba lejos, ir a visitarlo no sería tan fácil, pero después de mucho deliberar entre ellos y con la asistencia social, decidieron que era lo mas adecuado para el chico. Nació con una incapacidad, lo habían cuidado con esmero y cariño durante toda la vida, pero ellos se iban haciendo mayores, las fuerzas les abandonaban y dentro de poco no podrían con él. Pensaban y hablaban de esta manera mientras esperaban la visita de las personas que se llevarían a su hijo.
Recordaron con amor los primeros cumpleaños, cuando aún no sabían del problema, la madre se atrevió a sacar los álbumes de fotos. Los dos con sus cabezas juntas, rieron y recordaron otras épocas, era un niño alegre y siempre estaba feliz y sonriente, ahora seguía igual. Vieron fotos en hospitales, ya que siempre quisieron ponerlas en el álbum familiar, los ingresos eran tan seguidos, que formaban parte de sus vidas.
Y así, de esta manera, siguieron los padres del chico, escuchándose mutuamente, mirándose a veces a los ojos y a veces rehuyendo la mirada.
Pero ellos llevaban mucho tiempo de convivencia y no hicieron falta muchas palabras para cambiar de decisión, cuando vinieron a buscar al muchacho, simplemente bastó una... no.
Pero ellos llevaban mucho tiempo de convivencia y no hicieron falta muchas palabras para cambiar de decisión, cuando vinieron a buscar al muchacho, simplemente bastó una... no.
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