lunes, 5 de julio de 2010

LA SOMBRA

                                             Inspiraba sensualidad, pelo negro ensortijado y cuerpo delgado aunque no muy armonioso, engordaba y adelgazaba con facilidad. Pero esos detalles no quitaban ni un ápice de su atractivo. Su forma de mirar, de reír, aquella manera de moverse y caminar...Le gustaba tener frente a ella una copa de vino, tinto y fuerte, lo saboreaba despacio y con entusiasmo, manteniéndolo un rato en la boca, con los ojos entrecerrados y la barbilla alta, apuntando al cielo.
                          Si, gustaba de disfrutar de los placeres de la vida. Adicta a las compras sin sentido y al sexo, amiga de una buena conversación y una sobremesa extensa. Voz de sonido gutural y risa cargada de sensaciones.
                      Pero en su relación con los hombres, era tímida y desconfiada, nada hacía suponer que aquella mujer que emanaba sensualidad, a la hora del sexo se sintiera tan apocada y temerosa. No era capaz de tomar decisiones, ellos quedaban decepcionados y ella se las arreglaba para salir del apuro.
                  Relaciones de una noche. Siempre. Veía a los hombres como desertores- desleales y actuaba en consecuencia. No sabía que ella era la causante de la destrucción de la relación antes de empezarla. Era su sino.

                        La fatalidad, acaso la siniestra sombra del destino, la había rozado al pasar.

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