sábado, 7 de julio de 2012

Cosas que suelen pasar...

                                                      Siempre deseé que el día tuviera más horas y los meses, más días. Llevaba una vida tan intensa que era imposible llevar a cabo todos mis proyectos en tan poco tiempo.Vivía en un mundo caótico y sin sentido, mi agenda, mi mejor amiga. 
                         Inmersa en una vorágine de trabajo, obligaciones laborales y estudios, había ascendido con rapidez y era directiva en una empresa de alto standing, la relación con mi familia se había enfriado hacía años, pero me costó darme cuenta pues estaba demasiado ocupada.
                         Hasta que  conocí a la persona que cambió mi forma de ser, también cambió mi actitud, mi disposición ante las situaciones e incluso mi aspecto. 
                           Ralenticé mi vida laboral para poder dedicarme más por entero a su persona.
                          Aprendí mucho de  él. Me enseñó a vivir el día a día y el ahora, a sentir, a querer, a mirar, a disfrutar el momento sin más. También a ser más tolerante conmigo y con los demás, a compartir mi tiempo y mis momentos, a ser altruísta y generosa. La coherencia y el ejemplo se han convertido en una máxima en mi vida. Él me ha enseñado a ser mejor  persona. 
                           Ese ser que originó tan definitivos cambios en mí, se llama Antonio y es...mi hijo.
                               









                                                      

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