Me di cuenta que padecía TDHA, cuando nació mi hijo pequeño. El estar etiquetada por amigos y familiares como despistada, me ha hecho la vida difícil, no por el hecho en sí, sino porque el no saber el porqué procesaba la información de manera diferente, hizo que se fuera creando una gran frustración. Intentaba recordar cosas pero no encontraba el lugar de mi cerebro en donde podía guardarlas, buscaba algo que estaban ante mis ojos y no las veía, continuamente olvidaba y perdía... lo peor fue cuando empecé con mi vida laboral, la gente no se fiaba de mí y me costó demasiado el estar continuamente demostrando mi valía. ¿La forma de hacerlo?, una gran capacidad de trabajo y el tener la suerte de encontrar gente amiga en el camino.
Estudié enfermería y encontré mi vocación. Siempre una libreta en el bolsillo para anotar y no olvidar, pero la perdía con frecuencia... Intentaba entenderme, pero lo único que saqué en limpio fue la certeza de que yo era diferente.
Pero al nacer Fernando empecé a darme cuenta de muchas cosas, él era idéntico a mí. Igual de impulsivo y despistado, perdía todo y en el colegio empezaron las quejas...pasaron por su vida psicólogos públicos y privados, diferentes técnicas educativas y su madre adquirió una extensa información sobre el trastorno. Se le puso medicación sin el resultado esperado, que se suprimió a los pocos meses.
Pero Fernando no pasará por lo mismo que he pasado yo, le enseñaré a conocerse y buscar recursos para esa forma de ser, a que entienda el rechazo de los demás basado en la ignorancia, a que aprenda a valorar a la gente empática que encuentre en el camino y que no olvide jamás que tiene el apoyo constante e incondicional de su madre.
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