martes, 29 de mayo de 2012

Vuelta a casa.

                                            Miré la extensa llanura una vez más. Mañana sería mi despedida de aquellos extraños parajes, volvería a ver el mar. 
                                 La sensación de necesidad se hizo patente de nuevo. La costa, las barcas sobre la superficie, los pescadores de madrugada, la oscuridad del cielo que poco a poco cambiaba con la irrupción de un nuevo amanecer. Tenía todo aquello relegado en un rincón de la memoria, pero todo regresaba, de nuevo empezaba a formar parte de mí. 
                                     El pisar la fría arena de la mañana o la caliente arena del mediodía, Las Canteras, con esa bajamar en donde caminar por sus aguas saladas era como estar en una piscina natural. 
                       Volvían los recuerdos, baños en la noche, oscuridad absoluta de saberse protegido. Baños de madrugada, aguas oscuras que protegían y enardecían el cuerpo. Aguas templadas de la mañana, donde encontrabas la alegría de un sol caliente. 
                                        Son amores que vuelven, recuerdos que no quieron que permanezcan ahí, solos y relegados, son simplemente...momentos para vivirlos.










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