Una intensa sensación de abandono es lo que me embarga en éste momento. No es la primera vez que me pasa, en alguna ocasión he sentido lo mismo.
Algo tan simple como decir que las palabras han huido de mi lado. No encuentro la manera de relacionarlas o de hilar unas con otras. Simplemente no recuerdo lo que es ese punto en que me sentaba a escribir y brotaban por sí solas. Me impresiona la huella que ésta falta de emoción deja en mí.
He olvidado de nuevo como hilar una frase con otra o enlazar palabras entre sí. En casos así, recurro a lo escrito de hace tiempo, esperando que de nuevo acuda la inspiración.
Pero no llega, y la insatisfacción que tengo en mi interior es tan auténtica que me causa una tremenda frustración. Pero como tengo una rutina en esto de escribir, me siento a diario e intento conseguir algo que está oculto en mi cerebro.
Desde aquí le pido al Año Nuevo, no una vida nueva, sino un nuevo cerebro...
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