sábado, 27 de agosto de 2011

Sin principio ni final.

                                    Éste relato, no dejará a nadie indiferente, me lo contaron hace demasiado tiempo y yo aunque no tengo permiso, lo voy a transcribir aquí. Es una historia que no tiene principio ni fin, una historia un tanto especial. Voy a empezarla sin nombrar a nadie, ya que no tiene personajes y tampoco un narrador, sí, ya lo dije, es un poco rara.
                        La cuestión es que desde el día en que aquella persona me la contó, y esto no se lo he dicho jamás a nadie, jamás, una serie de extraños acontecimientos empezaron a suceder en mi vida, de por sí tranquila y pacífica. Lo peor de todo y lo que más me aterrorizó, fueron las pesadillas, sueños de lo más enrevesados que terminaron porque a la hora de dormir, lo hiciera siempre con un cuchillo bajo la almohada. Me daba la impresión, que si lo hacía así, dormiría mejor.
                             Eran tan reales, que incluso escuchaba los fantasmas con sus sonidos fúnebres y satánicos. Pero no conseguí nada. 
                                Pero cuando aquella tarde de un invierno helado, tocaron a la puerta y al abrir lo vi, entonces ya sabía lo que me esperaba... 


                                    Como dije, ésta historia acaba aquí, no tiene principio ni final, realmente y para ser sincera... no haya historia. 

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