sábado, 5 de febrero de 2011

UN CADÁVER EN MI CASA.

 Nos reímos como jamás lo habíamos hecho el día  de mi treinta cumpleaños,  lo recordaré mientras viva, con todos mis amigos nos reunimos en mi nueva casa e hicimos una fiesta que resultó realmente fantástica. Siempre había querido tener una casa como aquella, lejos de la ciudad y donde pudiera invitar a todos los míos. Se quedaron a pasar el fin de semana mis cinco mejores amigas, investigamos la zona al siguiente día, ya que ni siquiera yo la conocía bien, puesto que sólo había estado allí un par de veces. Por los alrededores del lugar, anduvimos paseando y mirando todo lo desconocido, llegamos a una casucha abandonada y entramos a investigar para que se utilizaba, yo pensé que en un pasado sería de paso para pastoreo o algo parecido, estaba medio en ruinas, un par de habitaciones y en la tercera, nos sorprendió que estuviera cerrada a cal y canto. Éramos cinco mujeres a cada cual más dispuesta, así que buscamos la forma de poder abrir la tercera puerta.
                             Y lo conseguimos, por supuesto, no se si hubiera sido mejor no hacerlo, porque una vez abierta la puerta, empujadas las ventanas, observamos con horror el cadáver que se hallaba encima de la cama.  Pertenecía a una mujer, no cabía duda, se notaba por sus ropas, que el frío del lugar había conservado en buen estado, también su melena larga y oscura seguía en buen estado, el resto, eran sólo eso, restos humanos.
                                 Descubrir un cadáver cerca de tu casa, que llames a la policía y que te diga vale, mañana voy porque hoy no puedo, es algo muy fuerte, entendí más tarde que sólo había un par de agentes en el lugar, pero claro, ese no era mi problema, el mío, era que tenía una persona muerta a la puerta de mi casa. No pasamos una noche lo que se dice muy tranquila, cualquier ruido, nos alertaba, parecía que el asesino venía a por nosotras.
                                Al día siguiente temprano, llegó el único coche de policía con los dos agentes del pueblo. Reconocieron a la mujer como una desaparecida hacía ya seis meses, lo que pasó, nunca se supo, pero yo tampoco quise quedarme en esa casa, así que al poco, una vez que trasladaron a la mujer muerta, también me trasladé yo.
                             

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