sábado, 31 de julio de 2010

CRONICA DE UN ( no ) ASESINATO

                                     Cruzaba la calle con prisa, un coche paró con gran pesar de su conductor, que aunque no dijo nada movió la cabeza en repetidas ocasiones, pero Carmen no iba lejos, pues más que caminar  parecía que corría. Sabía que si no llegaba puntual, D.Julian  le montaría el numerito de rigor.
               Era un jefe asqueroso y por un minuto de retraso, lo tenía una hora detrás de ella. Para colmo, le metía mano, no sólo a ella sino a todas las demás chicas, eran cinco, todas inmigrantes.
                  El negocio era una pequeña imprenta, pero lo que no sabía este hombre, es que la venganza se estaba  gestando. El hermano de una de las chicas había prosperado e iba a poner con otros una cafetería, las iba a llevar a todas  a sabiendas de su situación, ellas estaban felices.
                 El fin de semana Carmen y D. Julian , siguiendo órdenes  fueron a pasear a un descampado en donde Carlos y sus amigos ya los esperaban. El otro, que si mi familia, que si nos ve alguien, ande hombre, si ya es oscuro solo será un ratito, el escote de Carmen terminó de convencerlo y pasearon hasta el lugar indicado por Carlos, en donde Carmen empezó a quitarse la ropa, al poco aparecieron los hombres, D.Julian  estaba medio desnudo y erecto, a puntito, Carlos le tocó por detrás y el grito que dio y el ¿quien eres tu? se oyó lejos.
              Miró desafiante a los hombres, mientras Carmen se vestía rápido y se marchaba con sus compañeras. Carlos le habló así : durante años, has estado doblegando la voluntad de multitud de chicas que por no tener otro medio de vida, ni papeles, supiste aprovecharte muy bien de todas ellas, pero a partir de hoy eso va a cambiar, las has vejado, humillado, violado y hasta golpeado, ahora vas a recibir un poco de tu propia medicina.
                 Lo que pasó allí solo unas pocas personas lo supieron, lo cierto es que la imprenta y D.Julian como jefe, tuvieron un cambió brutal, con Carlos vigilando de lejos, las personas implicadas juraron por sus vidas, no contar jamás lo sucedido aquella noche, en que desde luego, no se cometió un asesinato.

1 comentario:

  1. ¡Cuántos d. Julianes de esos no habrá que se merezcan un escarnio así!

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Hola, gracias por dejar sus comentarios, prometo contestar a todos. Besos, Maca.