AQUELLA MANERA TAN TUYA DE REIR...

Lo conocí en un paraje de un pueblo cercano al mío y la ilusión entre los dos, comenzó con una rapidez que hasta yo me sorprendí. Porque no éramos ningunos niños para sentir esa pasión tan loca de la adolescencia. ni ese ardiente e impetuoso vigor de los quince años. Pero en los sentires, no mandan los años, lo averigüé después de conocerlo, mantuvimos una relación que nos colmó de satisfacción durante casi cinco largos años y luego, el tiempo que todo lo va colocando en su lugar, también puso en su sitio nuestro ya indiferente amor.

                            Cuando nos abandonamos, decidí que no quería mas amores en mi vida, le había dedicado a aquel hombre unos años en los que dejé de lado mi profesión y todo lo que me gustaba y lo que quería. Iba a reanudar  mi vida. Empecé de nuevo mi carrera de escritora, la dejé a medio cuando lo conocí, pero ahora la retomé con más ganas. 

                               Me costó mucho, porque después de tanto tiempo de abandono, muchas cosas se  quedaron atrás, pero el entusiasmo que le puse fue lo que me hizo regresar. Todos los días, a la misma hora, me sentaba a escribir, la mayoría de las veces, estrujaba y tiraba a la papelera lo que hacía, pero a pesar de todo, seguía persistente. Al año, me sentí capacitada para empezar a escribir un libro, seis meses más tarde lo tenía acabado y lo llevé a una editorial conocida. Encontré a una persona que después de varias entrevistas se ofreció a ser mi representante, lo conocía de oídas, sabía que era bueno en su trabajo y acepté.
                             Sólo se que las cosas me fueron bastante bien, pero lo mejor de todo, fue conocerlo, pues cuando lo miré y vi aquella manera tan suya de reír......