Detuvo mi coche en medio de la autopista y supe que tenía un problema, venía de cenar con unas amigas, me había tomado bastantes copas de más, joder, no se como se me ocurrió coger el coche, el policía se acercó lentamente, me pidió mis datos, se los di haciendo esfuerzos para que no se me notara que iba borracha, que estupidez, en cuanto me hiciera la prueba de la alcoholemia, lo sabría. Dos horas después, estaba en comisaría, mi coche requisado y yo sentada en una incómoda silla de madera esperando que llegara mi hermana, eso era lo peor. Pero cuando la vi aparecer, fue como si viera el mejor de los regalos, venía acompañada de su marido, al poco rato estaba fuera. El silencio que nos acompañó en el trayecto hasta mi casa, fue peor que el peor de los desprecios, al llegar, aunque intenté disculparme y agradecerle lo que habían hecho, no me dejó ni empezar a hablar, me interrumpió con un significativo gesto y se marcharon.
No era la primera vez que me pasaba y mi hermana estaba harta de sacarme de apuros. Encima le tocaba a ella, que era algo así como de pitiminí, todo lo que no fuera de lo mas conservador le parecía que no era de este mundo. Bueno, lo que es cierto, es que algo funcionaba mal en mí y decidí ponerle remedió en la medida en que pudiera.
El centro al que acudí, lo mejor de lo mejor. La única condición que puse, fue la de poder salir marcharme cuando quisiera, me dijeron que si, pero si me iba, no podría volver. Con esa condición, me quedé.
Y empecé mi terapia de seis meses, sólo lo sabía mi hermana y mis dos mejores amigas. No pensé que lo lograría, pero, sí, lo conseguí, seis meses después salí contenta de haber tenido la suficiente fuerza de voluntad para poder con tanto, ahora, con la ayuda de que dispongo, espero poder mantenerme de esta manera que me hace sentirme equilibrada y feliz conmigo misma.
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