viernes, 9 de septiembre de 2011

La biografía.

                               La propuesta de trabajo era muy interesante, el tipo  contacto conmigo por mail y me ofreció algo que nadie, en su sano juicio, rechazaría. Soy escritora, publiqué hace ya varios años un pequeño cuento, no tuvo mucha aceptación por el público y me desanimé bastante, pero seguí escribiendo a diario. 
                    Entonces, justo ayer, éste hombre me cuenta que quiere hacer una biografía de su vida y me elige a mí para ello. Nos reunimos en una cafetería cercana a mi casa. Me sorprendí al verlo, pensé que sería una persona mayor, las biografías  no las suelen hacer la gente joven. Tendría unos treinta ó treinta y cinco años, una cara franca y sonrisa permanente. Me agradó en seguida y más cuando hablamos de lo que iba a cobrar, una suma desorbitada, así se lo dije. Pero él quería dedicación continua hasta que acabara, me tenía que ir a vivir a su casa.
                      Esa parte no fue de mi agrado, pero estaba fatal de dinero y necesitaba ese trabajo. Así que una semana más tarde, me trasladé a su casa. En un paraje un tanto agreste y aislado, pero como yo fui en mi coche, no tenía problema.
                         Vivir en su casa fue de lo más cómodo, una especie de ama de llaves y dos chicas de servicio siempre a su disposición fue  lo primero que vi en cuanto llegué, también un jardinero que venía dos veces por semana y que se encargaba del mantenimiento de la piscina. Así daba gusto vivir. A una voz suya, había enseguida alguien que satisfacía  sus demandas.
                             Cierto es que la enorme casa no se mantendría en pie si no fuera por el personal de servicio, tenía tres pisos y una cuadra sin caballos. Los vendió porque era mucho trabajo mantenerlos.
                              Empezamos a reunirnos en el cuarto de estar de la casa, era el de menor tamaño y me parecía el más acogedor. Una semana después, tenía suficientes datos para pasar a limpio en el ordenador y un mes más tarde, ya había acabado con la parte menos importante, la de su infancia.
                                Cuando empezó a relatarme sus vivencias de joven, estuve tentada de decirle que se saltara esa parte. Desde luego no las iba a transcribir según él me las contaba, pero la conclusión que saqué fue funesta. Aquel hombre fue o era, de lo peor que se puede encontrar en la sociedad, sicario, traficante de drogas, borracho y creo que ocultó la parte más cruel.
                                  Luego todo fue cambiando, conoció a la que hoy en día es su esposa y su vida dio un giro de ciento ochenta grados.
                                   

                           

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