viernes, 17 de diciembre de 2010

EL HUESPED

                     Desde mi cocina, escuchaba el sonido que emitían las gaviotas como un triste llanto de niño, para quien no estaba acostumbrado a escucharlas, parecía siniestro y cruel. Esperaba con impaciencia la llegada del autobús de la noche, pues a esa hora, siempre solían venir huéspedes. Hacía ya cinco años que gestionaba el hostal, no me podía quejar, lo que en un principio pensé que me supondría problemas, a corto plazo me di cuenta de que fue mas fácil de lo imaginado. Veinte habitaciones que yo misma me encargaba de mantener al día, muchos de los inquilinos repetían año tras año. El lugar, cercano a la costa, atraía sobretodo a turistas mayores, que deseaban unos días de paz y tranquilidad. Estaba lejos de la ciudad, lo que no me suponía inconveniente, pues lo tenía bien organizado.
                           Cuando el tipo aquel llegó, no  encontré en su forma de comportarse, nada fuera de lo común, un cliente como otro cualquiera, pero días después, cambié de opinión. Era un tanto extraño, no acostumbraba a compartir comedor con los demás, ni tampoco salía nunca de su habitación, en los momentos en que el resto de los demás clientes, estaban fuera, entonces él salía a pasear, paseos largos, nadie lo veía, daba vueltas en torno al bosquecillo que rodeaba la finca y volvía extenuado dos horas mas tarde. Lo sorprendí en varias ocasiones, escudriñando las habitaciones de los otros pensionistas, algunos se quejaron de echar de menos algún que otro objeto. 
                             Cuando vino el jefe de policía de la zona a preguntar por chicas desaparecidas, supe que teníamos problemas. No pudo achacarle nada, tenía todo en regla. Pero él, era el problema. Y me dispuse a solucionarlo, me había costado mucho sacar adelante mi pequeño negocio, la mala fama ocasionada por otros, lo echaría abajo rapidamente. Así, que, dos días mas tarde, él salió a dar su paseo vespertino, cuando regresó, tres horas después, lo llamé al huerto detrás de la casa, con la excusa de necesitar que me ayudara en no se qué, lo empujé al hoyo que había cavado con anterioridad, la pistola de mi ex- marido, hizo el resto. Tiempo después, me enteré de que un policía de incógnito, había desaparecido de la zona.

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